Convocados por este lema y Espíritu, nos hemos reunido representantes de las CEBs de 17 países en el VIII Encuentro Latinoamericano y Caribeño de las CEBS. Fuimos 113 lacios/as, 7 religiosas, 5 diáconos permanentes, 36 sacerdotes y 9 Obispos, siendo un total de 170 participantes, en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, del 1 al 5 de julio de 2008.
La celebración inicial de nuestro encuentro fue presidida por el Cardenal Julio Terrazas, titular de esta Arquidiócesis, quien nos recibió calurosa y fraternalmente, en nombre de toda la comunidad cruceña.
Con gozo hemos compartido estos días en esta ciudad caracterizada por su “hospitalidad”, donde hemos sentido muy bien acogidos.
A lo largo de estos días, marcados por la oración y la reflexión, la lucha y la fiesta, hemos compartido y reflexionado, desde nuestras culturas, sobre la vida y el caminar de nuestras comunidades a lo largo del Continente. Caminar de luces y sombras, de signos de muerte y de vida, donde aparece claro la Esperanza resistente y creativa que nos anima y lo nuevo que está surgiendo en nuestros países. Desde esta mirada hemos podido detectar, e iluminar con la Palabra de Dios, aquellas realidades dolientes y esperanzadoras que nos desafían y animan, y que pasamos a detallar:
1.- La Globalización neoliberal y sus consecuencias en la vida de las personas y de la naturaleza. Sentimos en nuestras vidas y en la naturaleza las consecuencias de este sistema homicida y geocida que lo único que busca es el lucro y la ganancia en la explotación de los variados recursos naturales (minería a cielo abierto, explotación y contaminación de las aguas, deforestación, etc.).
2.- La presencia del narcotráfico y sus consecuencias, en lo cotidiano, a nivel de los países y regiones, con la complicidad de países ricos y poderosos.
3.- La migración, interna y externa, en nuestros países producida por la violencia social, económica y política (DA. 73), como así también la ley “criminal” de inmigración implementada recientemente por la Comunidad Económica Europea.
4. La involución conservadurismo y centralización romana de la iglesia, que transformó la vida en doctrina y el servicio en jerarquismo.
5.- La presencia y el surgimiento de nuevos Movimientos Sociales que trabajan y luchan por un nuevo orden socio-político-ecológico, como alternativa a la economía de mercado de la Globalización neoliberal.
6. La presencia y persistencia de las CEBs a lo largo de estos 50 años, resumidas y relanzadas con nuevo impulso desde el Acontecimiento y Documento de Aparecida (DA. 178-179)
Desde lo que hemos vivido y compartido, en clima fraternal como Pueblo de Dios:
ANUNCIAMOS Y PROCLAMAMOS que:
Las CEBs, a pesar de las dificultades internas y externas, como discípulos misioneras al servicio del Reino, están vivas y luchando por la vida digna de nuestros pueblos.
2.- La centralidad de Jesucristo, vivenciado y experimentado en el Pan de la Palabra y de la Eucaristía, es la fuente de la mística y espiritualidad de las CEBs.
Se da una fuerte presencia y protagonismo laical, desde los pobres, en lo eclesial y en lo socio-político-ecológico. Protagonismo acompañado por la búsqueda de una nueva manera de vivir el ministerio diaconal, presbiteral y episcopal en este nuevo rostro de la Iglesia.
Necesitamos acentuar y profundizar la comunicación y articulación, a todos los niveles, a fin de compartir las vivencias, las luchas, sueños y esperanzas de nuestro caminar.
Y además nos COMPROMETEMOS a:
1. Reforzar y relanzar las luchas solidarias: los Movimientos sociales, economía solidaria, ecología, construcción de una nueva ciudadanía y compromiso político, etc, no aisladamente, sino en redes.
2. Relanzar las CEBs en esta hora de América Latina y el Caribe, confirmados y animados por el Mensaje de Aparecida, profundizando en: la identidad y coherencia, la espiritualidad de las CEBs, y la comunión y articulación a todos los niveles.
3. Acentuar la Formación, inicial y permanente, en esta nueva eclesiología que surge del Concilio Vaticano II y el Magisterio Latinoamericano y Caribeño que nos tiene que llevar a la “conversión pastoral” y “renovación eclesial” (DA. 366-367), destinada especialmente a los pastores, seminaristas, religiosos/as, agentes de pastoral y además teniendo en cuenta la destinada para los miembros de las comunidades.
4. incentivar la comunicación y articulación como parte de la identidad eclesial de las CEBs, a nivel parroquial y diocesano. Además socializar y aprovechar las experiencias y materiales a través de los Medios Modernos de Comunicación.
Al finalizar estos días, de encuentro y compromiso esperanzador, agradecemos al Dios de la vida, a cada uno de los participantes, y muy especialmente a nuestros hermanos de las CEBs de Bolivia por su disponibilidad en asumir ser la sede del Encuentro y por todo lo que nos han brindado en estos días. A sus Pastores, en la persona del Cardenal Julio Terrazas, quien presidió la misa de clausura y del Obispo Auxiliar Mons. Sergio Gualberti, Presidente del Departamento “Parroquias y Comunidades Eclesiales de Base” del CEAM, quien nos acompañó a lo largo de estos días.
Invocamos la luz y la fuerza del Espíritu Santo, para vivir este nuevo tiempo de América Latina y el Caribe, bajo el amparo maternal de María de Guadalupe, con audacia y creatividad, con alegría y fidelidad, para seguir construyendo el Reino de Dios y su Justicia en la vida de nuestros pueblos.
Participantes VIII Encuentro
Latinoamericano y Caribeño de CEBs
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